Ingeniera Biomédica y Magíster en Dirección de Negocios, con sólo 26 años María Laura Vega es cofundadora de Dines, un emprendimiento que se dedica al desarrollo de tecnologías médicas innovadoras para contribuir al bienestar y la calidad de vida de las personas. “Aunamos esfuerzos de ingenieros electrónicos, ingenieros e ingenieras biomédicos, psicóloga, médico y especialistas en neurociencias”, cuenta la emprendedora.
Entre las tecnologías de Dines se encuentran un estimulador transcutáneo del nervio trigémino (VieX-TENS) destinado al tratamiento de la migraña crónica, un equipo de biofeedback (Biosignals) utilizado en terapias para control de la ansiedad, estrés y otros trastornos, y un actígrafo (Actios) que permite realizar análisis de movimientos durante el sueño para el monitoreo de enfermedades como insomnio, piernas inquietas, parálisis del sueño, entre otras.
Actualmente, María Laura se desempeña en el área de I+D, participando del diseño y desarrollo de los productos y garantizando la implementación de los requisitos normativos relativos a la seguridad y eficacia de los dispositivos médicos.
– ¿Cuáles son las principales dificultades de emprender en tecnología siendo mujer?
Para entender las dificultades que pueden atravesar las mujeres al emprender en tecnología es necesario partir del hecho que este sector históricamente estuvo y continúa estando mayormente conformado por hombres. Esto se debe principalmente a estereotipos sociales y culturales en donde se asocian las carreras vinculadas a las ciencias exactas, tales como las ingenierías, las matemáticas, la física y la programación, entre otras, a profesionales hombres; mientras que, por otro lado, las carreras blandas como psicología, docencia, sociología, kinesiología, etc. son asociadas a profesionales mujeres. Por este motivo, históricamente el emprendimiento, la innovación y las áreas vinculadas a I+D han estado reservadas y lideradas por hombres.
– ¿Cómo se manifiestan estas dificultades?
En este contexto, se dificulta que las mujeres puedan acceder a posiciones gerenciales y de liderazgo, ya que muchas veces se las considera más débiles y menos capacitadas que el sexo masculino para ejercer puestos directivos. Por otro lado, culturalmente también se vincula a la mujer con responsabilidades domésticas, tales como el mantenimiento del hogar y el cuidado de los hijos, al mismo tiempo que se considera a los puestos directivos y a los emprendimientos en fase de crecimiento demasiado demandantes como para permitirle a las mujeres lograr un equilibrio laboral-personal. Por esta razón, muchas veces se piensa que una mujer al frente de una empresa o emprendimiento tiene más probabilidades de fracasar, no por falta de capacidad, sino por la necesidad de priorizar el cuidado del hogar por encima del desarrollo profesional y laboral.
– ¿Cuáles son los desafíos más importantes en este sentido?
Los desafíos comienzan por promover la incorporación de la mujer en carreras tecnológicas, que les permitan adquirir los mismos conocimientos que sus colegas hombres. Asimismo, una formación complementaria en liderazgo, estrategia y negocios les permitiría insertarse más fácilmente en puestos de mayor jerarquía y responsabilidad.
Al mismo tiempo, se debe acompañar esta formación con un cambio cultural y social en la forma en la que se percibe al género femenino. Este cambio debe impactar no sólo a nivel educativo, sino también en los eventos públicos, la televisión, la publicidad, los medios de difusión, etc.
En un mundo donde cada vez las habilidades blandas son más requeridas en puestos directivos, las mujeres, poseyendo las capacidades técnicas necesarias, estarían en igualdad de condiciones que los hombres para ocupar este lugar.