Te presentamos Dis+ Capacidad, una startup cordobesa de biotecnología con enfoque social. Su fundador, Gonzalo Nanzer, nos cuenta sobre el concepto «equipar para equipar».
Equipar para Equipar. Un enfoque integral en el desarrollo de Tecnología Asistiva
La Asociación Argentina de Tecnología Asistiva (AATA), define a la TA como «una expresión genérica que designa todos los sistemas y servicios relacionados con la utilización de dispositivos o productos de ayuda y la prestación de servicios al respecto.” Si bien es un área de la rehabilitación que se encuentra en constante crecimiento y lejos está de aplicarse en todo su potencial, es por todos conocido ya cuál es el proceso que implica el equipamiento de un paciente en TA: 1. Entrevista inicial, para conocer a la persona, su entorno y sus expectativas. 2. Evaluación de capacidades funcionales, con el fin de seleccionar el o los dispositivos de tecnología compatibles con sus necesidades. 3. Prueba y entrenamiento en el uso de dispositivos tecnológicos. 4. Seguimiento. Lo anterior fue tomado de la web de Fleni, referente indiscutido del área en Argentina.
A pesar de este conocimiento, la evidencia muestra que las personas que requieren este tipo de equipamiento, independientemente del motivo, aún tienen dificultades para acceder a la TA. Sin dudas, entre los factores más importantes están los relacionados con la disponibilidad y el costo. Sin embargo, en dis+capacidad consideramos que existen otras razones significativas por las cuales las personas con discapacidad no tienen pleno acceso al equipamiento que necesitan, y que deben ser atendidas por el sector desarrollador de tecnología.
dis+capacidad es una empresa cordobesa dedicada al desarrollo de Tecnología Asistiva personalizada y accesible. Utilizamos técnicas de fabricación digital, diseño asistido por computadora, electrónica y programación, para brindar a cada persona la herramienta que necesita para incrementar su autonomía. Ofrecemos soluciones personalizadas a usuarios o usuarias, a profesionales de la rehabilitación, familiares y también a instituciones públicas y privadas vinculadas con la discapacidad. Además, dictamos cursos y talleres de capacitación en el uso de estas herramientas en todo el país, tanto presenciales como virtuales.
Transdisciplinariedad
Los actores involucrados en el proceso de equipamiento en Tecnología Asistiva son básicamente tres. Por un lado, la propia persona en situación de discapacidad y su entorno familiar o social. Dentro de este grupo de personas encontramos la información necesaria para definir el problema a resolver y las posibilidades e imposibilidades con las que contamos. Es decir, definimos el punto de partida.
Por otro lado, el equipo de profesionales que la asisten. Este grupo puede estar representado por una única persona, o bien puede ser un equipo conformado por muchas disciplinas o incluso toda una institución. Dentro de este grupo de personas se encuentra el conocimiento y la capacidad necesaria para plantear los objetivos a los que debemos apuntar en un proceso terapéutico orientado a la rehabilitación de la persona en un momento determinado. Es decir, el punto de llegada.
Finalmente, el tercer actor involucrado es la tecnología, que debe transformarse en el vehículo que permita o facilite el camino entre los puntos inicial y final, definidos por los otros actores del proceso. Notar que la tecnología es un término genérico, a diferencia de la claridad con la que podemos personalizar a los otros dos actores. Lo planteamos de esta manera, porque si bien es importante que exista el aporte de profesionales relacionados con el diseño, la ingeniería o el desarrollo de equipamiento, la tecnología es omnipresente en todo el conjunto de actores. Incluso, en la mayoría de los casos, son las propias personas con discapacidad quienes tienen las mejores ideas en cuanto a diseños o soluciones.
Desde dis+capacidad estamos convencidos de que lo ideal es que estos actores trabajen de forma transdisciplinaria. A diferencia de la interdisciplinariedad, que implica el aporte a un objetivo común de muchas áreas bien definidas, la transdisciplinariedad propone la superposición parcial de estas áreas, de manera tal que cada una de ellas conozca, aunque sea en parte, los alcances y posibilidades de las demás. Así, cada uno de los actores del proceso podrá tener una idea de qué y hasta dónde puede solicitarle soluciones a los demás.
Esta forma de trabajo es, desde nuestro punto de vista, un salto de calidad muy importante en el proceso de aplicación de Tecnología Asistiva, porque posibilita hacer un mejor uso de las herramientas tecnológicas disponibles para ponerlas al servicio de un objetivo común. Y más aún, contribuye a mitigar las barreras relacionadas a la falta de conocimiento que muchas veces son las responsables de que una determinada tecnología se aplique a un caso donde podría haber sido de ayuda. Para graficar esto, una frase que escuchamos muy a menudo en nuestras capacitaciones: “¿En serio se puede hacer esto? ¡No sabía, que bueno!”.
Una vuelta de tuerca desde el desarrollo
Para contribuir al trabajo transdisciplinario de los equipos terapéuticos, desde dis+ capacidad trabajamos con una filosofía de diseño que denominamos “Equipar para equipar”. El concepto de “Equipar para equipar” se basa en la idea de la versatilidad y los productos derivados. Consiste en el desarrollo de equipamiento mutable, configurable, adaptable a la mayor cantidad de situaciones posible, que sirva como herramienta de validación y de medida de la solución, para permitir ese prototipado rápido que ayude a indicar la herramienta que vincula los puntos inicial y final.
A diferencia del enfoque tradicional, que desarrolla equipamiento con la mirada puesta en el usuario final, todos nuestros productos están creados poniendo atención a todos los actores e instancias del proceso.
disMouse v2.3. Un ejemplo de equipar para equipar
Un producto que pone en evidencia esta filosofía de diseño es nuestro mouse adaptado disMouse v2.3.
Este dispositivo nació como una herramienta que permita el uso de computadoras a personas que por alguna razón no puedan acceder mediante los periféricos tradicionales, pero que cuenten con movilidad en miembros superiores. Hoy, en su versión 2.3, permite no sólo el acceso a PC, sino que también cuenta con opciones de configuración y personalización que posibilitan el uso de dispositivos Android y iOS con movimientos voluntarios mínimos. Además, cuenta con funciones para trabajar actividades de causa-efecto en niños, juegos de memoria, vinculación con aplicaciones de comunicación alternativa aumentativa y hasta la posibilidad de desarrollar accesorios para domótica.
Pero lo más interesante de este desarrollo, es que a partir de la versatilidad que ofrece para la intervención en consultorio con una gran cantidad de situaciones y pacientes, lo cual ya es una gran ventaja para las y los profesionales, es posible determinar las características específicas que resultan útiles en cada caso, y fabricar luego un dispositivo que incluya sólo esas funciones. De esa forma estamos reduciendo el costo del equipamiento que la persona con discapacidad debe afrontar, y contribuyendo a mitigar las barreras económicas y de disponibilidad de productos. Transdisciplinariedad.
Al final de cuentas, hemos mejorado la intervención del profesional que evalúa y le hemos dado herramientas para que conozca lo que podemos hacer como desarrolladores y nos transmita lo que necesita crear; al tiempo que mejoramos la calidad de vida del usuario final, equipándolo con un dispositivo personalizado y accesible.