Mejoras en la Salud Urbana, Ciudades Más Sustentables y Capacidad Institucional

May 14, 2020 | Opinión

Frente a un continente que presenta ciudades con altos niveles de exclusión social y bajos niveles de productividad, una óptima gestión de las urbes requiere utilizar todas las ideas y las herramientas disponibles para aspirar a revertir esta realidad. En ese sentido, una ciudad inteligente en el contexto latinoamericano es aquella que promueve de manera constante la generación y adecuada distribución de todas las oportunidades que una ciudad puede ofrecer para el bienestar de todos sus ciudadanos. Me refiero a oportunidades en términos de favorecer el acceso de la población a servicios de educación, de empleo, de espacio público, de salud, entre otros.

Julián Suarez Migliozzi, Vicepresidente Desarrollo Sostenible en CAF
Julián Suarez Migliozzi, Vicepresidente Desarrollo Sostenible en CAF

En nuestro contexto regional, la tecnología puede ser un aliado importantísimo para este objetivo, pero no un fin en sí mismo, ni tampoco un elemento imprescindible. La tecnología es funcional o es un medio para lograr mayor inclusión y productividad urbana, con intervenciones que contemplen la sustentabilidad ambiental en las ciudades. Creo que el reconocimiento de estos elementos y la puesta en práctica de intervenciones para trabajar estas dimensiones de inclusión, productividad y sustentabilidad ambiental, caracterizan a una ciudad latinoamericana inteligente.

Si bien desde la perspectiva que señaló, la importancia del concepto puede ser muy útil para los gobiernos locales, quisiera aclarar lo anterior, en términos de que es común asociar casi de manera directa la idea de ciudad inteligente con el uso intensivo de tecnología. En la agenda de una ciudad inteligente, la tecnología puede ser muy útil si se la incorpora de manera tal que permita mejorar el diseño de la infraestructura y las disparidades socioespaciales, por ejemplo, pero sin perder el fin último de mejorar el bienestar de todos los ciudadanos, con énfasis en aquellos provenientes de estratos socioeconómicos más pobres.

En América Latina es cada vez más común ver avances en la intensificación del uso de tecnología para mejorar la gestión urbana. Hay experiencias muy interesantes sobre esa dimensión y sería injusto destacar sólo algunas. Pero como dije, ésa es una parte que debe alimentar un propósito mayor. De todas maneras, y si queremos destacar este aspecto solamente, me gustaría señalar, a modo de ejemplo, tres usos esenciales en los cuales la tecnología puede facilitar la gestión y jugar un rol importante generando información y análisis.

  • La búsqueda de mejoras en la salud urbana, considerando un enfoque multisectorial y multiescalar, con especial atención en la población más vulnerable. Desde un enfoque de este tipo se podrían generar, por ejemplo, pronósticos regionales y urbanos de contaminación del clima y del aire que brindan mensajes específicos a poblaciones vulnerables; campañas que promuevan intervenciones de salud a nivel de barrios; información para lograr un acceso más equitativo a alimentos nutritivos; información para una mejor gestión y promoción de usos de espacios verdes y de los activos socioculturales que mejoran la calidad de vida y el bienestar de la población.
  • La construcción de ciudades más sustentables, contemplando la mitigación y adaptación al cambio climático. La construcción de edificios más sustentables, conectados a sistemas de transporte masivo, con usos racionales del agua, gestión integral de residuos sólidos y producción de energía renovable ofrecen un gran potencial para ganar en eficiencia. La tecnología y la producción y recolección de datos deberían pensarse para diseñar e implementar estos sistemas y servicios. 

La creación de capacidad institucional y de una gobernanza más transparente a través de los diferentes sectores de gobierno. Las ciudades necesitan capacidad (administrativa, analítica y política) y la validación ciudadana para implementar soluciones intersectoriales y de gran escala. Algunas ciudades, gracias a las redes de comunicación y a la tecnología, han logrado articular diferentes áreas de gobierno con la ciudadanía, y muchas están aprovechando redes de intercambio a nivel regional o nacional para fortalecer los servicios brindados.

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