Para que un ecosistema crezca, todos los actores involucrados deben trabajar en forma coordinada

Dic 11, 2020 | Opinión

Por Marta Cruz, Cofundadora y Directora en NXTP Labs.

La tecnología nos permea las 24 horas del día en todas las industrias y en toda la comunidad. Nunca antes en la historia habíamos vivido una situación como la que nos encontramos desde marzo del 2020, en donde el home office – trabajo a distancia-, la educación, el entretenimiento, los trámites en general y los bancarios en particular, todos atravesados por la tecnología, son el día a día de todos los individuos de cualquier estrato social.

Gracias a la gran masa de emprendimientos tecnológicos, nos ha sido posible vivir en esta situación de aislamiento, tomando de aliados a todas las plataformas tecnológicas que se vienen desarrollando en la última década. Esto quiere decir que la transformación digital de los individuos, pymes, corporaciones, instituciones educativas y gobiernos se ha acelerado de una manera nunca antes vista.

Por lo tanto, el impacto que las empresas de base tecnológica pueden generar en el ecosistema socio económico es indiscutible. Pues son empresas que no han dejado de trabajar centrados en el cliente, desarrollando su producto y/o pivotando para adaptarse a la nueva realidad. Empresas que han aumentado su volumen de negocios, al crecer la demanda en forma sostenida, empresas que lejos de despedir gente, o pedir subsidios para pagar sueldos, están aumentando su dotación. Pues entonces es así como impactan, desarrollando productos, servicios y plataformas que permitan atender necesidades de toda la población, no solo de una parte de ella.

Es sabido que para que un ecosistema crezca, todos los actores involucrados deben trabajar en forma coordinada, pues de esa forma la ecuación es mucho más positiva. Es por ello que tanto emprendedores, como inversores ángeles, VCs, gobiernos, universidades y corporaciones son los componentes básicos para que el ecosistema se robustesca. Lógicamente cada uno haciendo lo mejor que sabe hacer, esto es:

Los emprendedores: llevando adelante emprendimientos de alto impacto, escalables a nivel global o al menos regional; con equipos diversos en su más amplia definición; combinando ciencia, tecnología e innovación y sabiendo que la fórmula del éxito es foco + esfuerzo + determinación.

Las universidades: formando profesionales con una mirada global y una visión de negocios colaborativa y transparente.

Los inversores: rompiendo paradigmas para aprender cómo identificar oportunidades de valor en etapa temprana; enfocándose en el largo plazo y compartiendo valor con emprendedores talentosos; entendiendo que la mentalidad de inversor, las herramientas, el criterio y el proceso son totalmente diferentes de lo que han aprendido en las escuelas de negocios; convirtiéndose en inversores de capital inteligente, pasar de inversores financieros a inversores relacionales.

Las corporaciones: no ignorar a las startups, pues no solo deben verlas y reconocerlas, sino que deben encontrar una forma de colaboración que dé paso a modelos de innovación abierta; reconociendo que sus equipos pueden ser mucho más efectivos al interactuar con startups y aprender de su forma de crear y desarrollar proyectos; dándose cuenta que los líderes globales alrededor del mundo están creando marcos de innovación abierta, que les permiten comparar time to market, aprender, atraer y retener talento, obtener retornos.

Los gobiernos: generando las condiciones para que surjan nuevas compañías de alto impacto; removiendo obstáculos legales y fiscales para los inversionistas de todos los tamaños; teniendo en cuenta que, como dice Paul Kagame, actual Presidente de Ruanda, el “Emprendedorismo es el camino más seguro para el desarrollo”.

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